ESTRATEGIAS FINANCIERAS DE CORTO Y LARGO PLAZO
Autor: Juan de
Dios Urrutia Contreras - martes, 26 de junio de 2018
Las decisiones que debe tomar el
administrador financiero son, por una parte, las relativas a la inversión, que
consideran la determinación de los recursos a destinar al Capex para asegurar
la incorporación, mantención y crecimiento de las capacidades productivas de la
empresa a largo plazo; por otra, a la obtención del financiamiento
necesario en las mejores condiciones de mercado posibles, considerando tanto su
accesibilidad como su costo y , por último, atender los flujos de efectivo, lo
que incluye la gestión de la recaudación, la gestión de tesorería y la gestión
de pagos. Es decir la administración del Capital de trabajo (KT). Esto último y según distintos autores incluye
las decisiones asociadas al desembolso por distribución o pago de dividendos.
Lo anterior dice relación con la
determinación de la estructura de capital que mejor se adecue al cumplimiento
de los objetivos estratégicos de la firma, es decir, considerándolo a largo
plazo y en un ambiente competitivo, lo cual implica desarrollar, mantener
y potenciar una o más ventajas competitivas.
En relación con la gestión
financiera de corto plazo se trata de buscar el aseguramiento de los recursos
necesarios para que la empresa logre completar adecuadamente su ciclo
operativo desde la adquisición de insumos y materias primas, pasando por
su procesamiento, conversión a productos terminados, concreción de venta hasta
la recuperación del pago de lo vencido, por lo tanto, se trata de financiar el
capital de trabajo bruto y administrar la liquidez con el necesario calce
de los rubros corrientes.(activos y pasivos)
En el largo plazo se trata de
favorecer el crecimiento sobre la base de un adecuado equilibrio entre las
alternativas de financiamiento disponibles, es decir, crecer financiados por
patrimonio o crecer apalancados. Optar por una u otra alternativa en forma
excluyente significa, si solo se pretende crecer con patrimonio, disminuir al
mínimo el riesgo de la firma, aumentar el costo del capital considerando que
los accionistas tienen una tasa de rendimiento requerida (TRR) superior a la tasa
de mercado, y limitar las posibilidades de crecer al monto de su patrimonio.
Hacerlo solo con deuda implica un Leverage mayor, con incremento del riesgo de
Default, con menor costo de capital, pero favoreciendo crecer más allá de las
disponibilidades del patrimonio.
La decisión del administrador, a
este respecto, es determinar el Mix de capital financiero que permita obtener
el mejor equilibrio entre rentabilidad y riesgo, es decir cuánto se
financiará con deuda y cuanto con patrimonio.
Esta decisión no es estática y
dependerá del ciclo de vida de la empresa. En una primera etapa, en que se esté
en etapa de crecimiento, gran parte de los recursos se destinarán a inversión
financiada a largo plazo, mientras que las utilidades se destinarán a
reinversión con sacrificio del todo o parte de los beneficios de los
accionistas. En la etapa de madurez disminuirá la inversión y reinversión de
utilidades ya que las opciones de crecimiento se habrán reducido y se
favorecerá la distribución de dividendo a los accionistas.
No obstante lo anterior, se debe
considerar que el corto y el largo plazo estarán siempre relacionados. Por una
parte, una fracción de la deuda larga va a afectar al corto plazo por cuanto
deberá ser servida en el ejercicio anual, generado presión sobre la caja, y por
otra debido a que la magnitud del capital de trabajo neto implica que este
monto sea financiado con deuda larga. Es sabido que la deuda larga es más onerosa
que la deuda a corto plazo.
La “Tentación” del administrador
financiero suele ser el traspasar deuda corta hacia el largo plazo con la
finalidad de liberar recursos líquidos y favorecer así el desempeño
operacional, sin embargo, esta práctica provoca el convertir el servicio de esa
deuda en un “costo fijo” y a mayor costo, lo que a fin de cuentas pudiera
llegar a ahogar a la firma. Además, la deuda corta suele ser garantizada preferentemente
por los flujos del negocio mientras la deuda larga por lo general requiere
garantía reales con constitución de gravámenes sobre el PPE, lo que limitaría
las posibilidades de reestructuración en momentos en que sea realmente
necesario.
Atte.,
Juan de Dios
Comentarios
Publicar un comentario